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El miedo a los okupas, un problema social en crecimiento

La “okupación” de viviendas, sobre todo las de segunda residencia, es un problema muy frecuente de nuestra sociedad que existe desde hace muchos años, pero el confinamiento ha provocado cierta inseguridad ya que muchos propietarios no pueden acudir a su segunda casa a comprobar que todo está en orden

Una vivienda vacía y unos propietarios lejos de ella son los dos factores básicos que necesitan los okupas para entrar en una casa ajena. De hecho según el «Manual de la okupación», durante el día es el mejor momento para entrar porque hay menos gente en sus casas y el ruido pasaría desapercibido. Además da pautas para saber si una casa está habitada y aconseja marcar la puerta con alguna señal discreta, poner una pegatina en la cerradura o meter un papel entre la hoja y el marco de la puerta. Cualquier cosa que les demuestre que nadie ha entrado en la vivienda durante unos días vale.

Este hecho que también ocurre, aunque en menor medida, en viviendas habituales, ha llevado a que muchas personas y familias opten por acudir a empresas de seguridad para instalar alarmas.

La rapidez: factor clave

La acción inmediata es un elemento determinante para evitar quedarse sin la casa y la alarma tiene un papel crucial ya que, tener un sistema de seguridad instalado y activado en una vivienda, ya sea segunda residencia o habitual, la protege frente a intrusiones. Si un okupa entra, la alarma se activa y en ese momento, se debe dar aviso a la policía por el allanamiento. Actualmente en el mercado existen empresas que dan aviso directo a la Policía y también grabación de imágenes que sirven de testigo del delito flagrante.

Por otro lado, y tal y como indican las principales empresas de seguridad, la presencia de una placa de aviso de alarma en el exterior del inmueble, tiene un efecto disuasorio ya que está demostrado de que el okupa, normalmente, cuando ve una vivienda protegida prefiere ir a la que no lo esté ya que sabe que la Policía actuará frente al allanamiento o robo con fuerza, no contra la ocupación de una vivienda. De ahí la importancia de la rapidez ya que cuanto más tiempo permanezcan en la vivienda, será más difícil echar a los okupas.

La “okupación” no para de crecer

Durante 2020 ingresaron en España 3.446 asuntos sobre ocupación ilegal de vivienda en los órganos judiciales, es decir, un 191,8% más que en 2019.

Cataluña con 746 casos, representó el 21% del total nacional siendo la segunda Comunidad Autónoma por detrás de Andalucía. Pero si nos atenemos al último trimestre de 2020, fue precisamente en Cataluña donde se presentó el mayor número de demandas, 186 (20,4% del total nacional).

Por ello es necesario estar pendientes del estado exterior de la vivienda, recoger las cartas periódicamente o pedir que alguien lo haga por nosotros. También es aconsejable que se involucre la comunidad de vecinos y que estén atentos a movimientos extraños ya que una vivienda Okupada suele ser el centro de conflictos. En los casos de viviendas en las que nos ausentamos un largo período y no tengamos a nadie de confianza para que esté pendiente, aconsejamos instalar una alarma con aviso a la policía para que pueda actuar con la rapidez necesaria y así evitar la Okupación.

En CALVET podemos asesorarle para cuidar su hogar.

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